En verano el tomate se convierte en el rey de la mesa, ya sea transformado en gazpachos, aderezando todo tipo de ensaladas –de arroz, de garbanzos, de pasta–, restregado sobre el pan o exprimido en zumos. Y no solo porque es un producto extraordinariamente versátil y refrescante. También porque contiene un gran número de nutrientes: fibras, vitaminas, minerales y antioxidantes, entre ellos el licopeno, considerado todo un tesoro para la salud.
6 beneficios del tomate:
- El tomate es un 90% agua. Por ello es ideal para refrescarse y combatir el calor. Con tanta agua, es muy bajo en calorías e hidratos de carbono, por lo que es muy recomendable para reducir peso y cuidar la línea, una verdadera ventaja ahora que empieza la operación bikini.
- Es una fuente natural de licopeno. Esta sustancia es un pigmento vegetal que aporta al tomate su característico color rojo. Una de sus funciones es mantener la integridad del papel celular, haciéndola más resistente y menos permeable, y así retrasar la oxidación de las células. Por eso ayuda a combatir el envejecimiento, fortalece el sistema inmune, protege frente a ciertos tipos de cáncer y previene infartos e ictus.
- Es un alimento supervitamínico. El tomate contiene abundante vitamina A y C, y es también muy rico en potasio, magnesio y fibra. Por eso reduce el colesterol y previene las enfermedades cardiovasculares, combate infecciones, cuida nuestros huesos y la vista, reduce la hipertensión y la diabetes, etc.
- Protege nuestro estómago. La tomatina, contenida en el tomate, es un antibiótico natural que ayuda a contrarrestar las infecciones y problemas del estómago e intestino, frecuentes en verano por los cambios en la dieta y de temperatura.
- Potencia el sabor de otros alimentos. En la escuela todos hemos aprendido cuáles son los cuatro sabores que reconoce nuestra lengua: amargo, salado, ácido o agrio y dulce. Pero hay uno más, el gran olvidado quinto sabor, el umami. Su nombre en japonés significa “delicioso” o “sabroso”. Y es que tiene la virtud de realzar el sabor de otros alimentos. El responsable de ello es el glutamato, uno de los aminoácidos que forman parte de las proteínas. Aunque nunca hayamos oído hablar del umami, sí lo podemos apreciar cada vez que comemos tomates.
- Es un afrodisiaco natural. Rojo, jugoso, aromático, dulce y salado a la vez, el tomate tiene fama de aumentar el deseo y la pasión. Aunque quizá todo comenzó con un malentendido. Parece que los primeros tomates que trajeron los españoles del Nuevo Mundo eran amarillos. Los frutos se extendieron por Europa y por el norte de África, y en ese continente adquirieron un color rojizo. Entonces, para diferenciarlos de los italianos o pomodoro, que seguían siendo amarillos, los denominaron pomo dei mori (manzanas de los moros). Cuando llegaron a Francia un error de traducción los convirtió en pomme d’amour: su reputación había nacido.