Vamos a preparar los verdaderos pimientos de Padrón con “factor sorpresa”. Este famoso pimiento es originario de Galicia (concretamente de las localidades gallegas de Hebrón y Padrón. Fue introducido por monjes franciscanos regresados de América en el S.XVI). Su cultivo está cada vez más extendido por toda España. Se recolecta verde, cuando su tamaño es inferior a 6 cm. de largo; su forma es ancha y rechoncha.

De carne fina y aroma delicado, suele consumirse fresco, simplemente frito. Es famoso el refrán “los pimientos de Padrón, unos pican y otros no”. En efecto, aunque la mayoría de los pimientos de Padrón son dulces o ligeramente picantes, cada ración siempre incluye algún pimiento extremadamente fuerte, que ocasionalmente puede superar incluso a los famosos jalapeños. La proporción habitual suele ser de 2 ó 3 pimientos picantes en cada ración de 10, aunque esto puede variar según el clima, la localidad de origen y la semilla utilizada.

Una ruleta rusa

Es prácticamente imposible deducir de antemano qué pimiento de Padrón será picante y cuál no: por lo tanto, consumirlos es una auténtica ruleta rusa, lo cual suele contribuir a la diversión de los comensales. Al no saber para qué estar preparado, la imprevista llegada del picante tiene más efecto debido a la sorpresa. Por lo tanto aumenta la sensación de dolor y la subsiguiente euforia de endorfinas. Además, claro está, el factor sorpresa sirve para aumentar el reto que suponen las tradicionales competiciones de disimulo, que tanto agradan a los amantes del picante.

Ingredientes:

  • 36 pimientos de Padrón (aproximadamente 8 por persona)
  • Aceite de oliva para freír
  • Sal marina gruesa

Preparación:

  1. Protegerse las manos con guantes, ya que algunos pimientos de Padrón pueden ser muy picantes. Lavar los pimientos, sin quitarles el rabito, y dejarlos reposar sobre un papel absorbente de cocina para que se escurra el agua.
  2. Cubrir el fondo de una sartén con abundante aceite. Calentar a fuego fuerte hasta que el aceite esté a punto de hervir (justo cuando comience a humear levísimamente).
  3. Freír los pimientos enteros, con rabito, por ambos lados. Cuando comiencen a aparecer ampollas en la piel del pimiento, sazonar con abundante sal marina gruesa por ambos lados.
  4. Retirar con una espumadera cuando las ampollas sean abundantes, justo antes de que la piel del pimiento pierda su color verde.
  5. Depositar sobre papel absorbente de cocina, para que absorba el exceso de aceite y así no se ablande la carne del pimiento.
  6. Servir los pimientos calientes, acompañados por una canastilla de rebanadas de pan.

Se recomienda consumir esta tapa con un vino bien frío (Ribeiro, Rioja o incluso Jerez), tanto por la deliciosa combinación de sabores como por la utilidad calmante del alcohol, en caso de que algún pimiento de Padrón resulte picante.