Las patatas fritas, creo que es el alimento que más gusta a grandes y pequeños. A mi me encantan y a pesar de lo calóricas que son no me puedo resistir a comerlas al menos una día a la semana y si puede ser con una buena hamburguesa mejor que mejor.
Las patatas fritas tienen que estar crujientes y con ese sabor delicioso que las caracteriza, por lo menos a mi me gustan así y creo que a mucha gente más. Pero lo difícil es conseguirlo, generalmente, cuando las tienes en el aceite parece que están crujientes, pero cuando las sacas y las escurres ves como se van quedando lánguidas y poco apetitosa. Aun así te las comes, es cierto, pero lo mejor es hacerlas y que te salgan perfectas, por lo tanto os dejo mi método para que a vosotros también os salgan unas patatas crujientes y riquísimas.
Lo primero es pelar, lavar y cortar las patatas a lo largo, del grosor que más os gusten. pero es preferible que sean finas. Colocarlas en una fuente con agua bien fría y dejarlas por lo menos una hora. Mientras tanto, Precalentar el horno a 100 ºC. Después, escurrir las patatas, secarlas muy bien con papel absorbente y estirarlas sobre una bandeja de horno. Hornear las patatas durante 10 minutos, solo lo suficiente para que se sequen bien.
A continuación, poner una sartén o freidora al fuego y cuando el aceite esté bien caliente freír las patatas durante unos tres o cuatro minutos, y retirarlas del aceite antes de que se doren. Dejarlas sobre papel de cocina hasta que se hayan enfriado.
Volver a poner la sartén al fuego y cuando el aceite esté otra vez caliente, volver a freír las patatas, esta vez hasta que estén bien doradas. Ya verás que habrán quedado muy crujientes, espolvoréalas con escamas de sal o con la que más te guste y ¡a disfrutar!