Productos de la tierra y platos de las regiones mediterráneas españolas
La región mediterránea española es una zona privilegiada en recursos gastronómicos por el esmerado cultivo que hacen sus gentes del excelente suelo, por sus animales autóctonos o de crianza con todos los productos elaborados a partir de ellos y muy especialmente, por la gran variedad de pescados y mariscos que nacen en sus templadas aguas. Debido a la proximidad entre sí de las altas montañas, grandes llanos y la costa, en esta tierra mimada por un clima en su mayoría benigno y suave, a través de los siglos se han ido creando especiales y deliciosos platos todos ellos ligados a las tradiciones locales, tan diversas como su geografía. Los fenicios llamaban a la Península Schepania que significa tierra de conejos, porque abundaban en estado salvaje, dando esto idea de la riqueza de su hábitat. La colonización griega enriqueció el territorio con la plantación del olivo y la vid que más tarde los romanos enseñaron a aprovechar productivamente, y finalmente los árabes aportaron el arroz, la caña de azúcar, la berenjena, la espinaca, los cítricos y la elaboración de la pasta.

La región mediterránea española es una zona privilegiada en recursos gastronómicos.
Cataluña, variedad y tradición
Esta comunidad autónoma es ejemplo vivo de tradición, variedad y convivencia, por el talante de sus gentes y como no, por su gastronomía tan variada como rica: La cocina de montaña en el Valle de Arán a base de patata, col, carne de vacuno, cerdo y caza, hiervas aromáticas, setas, trucha de sus ríos, mantequilla y queso, formando platos muy sencillos, pero a la vez sabrosos y consistentes como las patatas rellenas de carne ó el pato a la naranja y postres como la mel y mató (miel y requesón). La cocina de interior en la provincia de Lérida elaborada delicadamente con legumbres, productos de la huerta, grosellas, moras y frambuesas de donde se hacen ricas mermeladas, setas, hierbas aromáticas, caracoles (son famosas las variedades de estos lugares), caza, vacuno, cerdo, embutidos, aves de corral, pescados de río y su riqueza principal, la fruta. De ahí exquisiteces como las chuletas de cordero al ajo cabañil ó los caracoles a la llauna y postres como la tan conocida crema catalana ó el flan de manzana. La cocina de mar y montaña en Gerona, combina la riqueza de productos del interior con los de playa, consiguiendo delicias como el salteado de cigalas con setas, la dorada a la sal y como postre las riquísimas bolas de castañas. La cocina marinera, desde Gerona a Barcelona, mezclando los productos de la huerta con el pescado y marisco fresco de sus playas, consigue platos tan apetitosos como el guiso de pescado, los langostinos al ajo y postres muy especiales como la chocolatada mediterránea ó la crema de café. Por último la cocina de litoral en la zona de Tarragona y el Delta del Ebro añade los arroces y los frutos secos, aderezando sus platos con excelentes vinos y aceites tradicionales de esta tierra. Resultado son el sabroso arroz con sepia en su tinta, ó el bacalao con espencat (escalibada) y postres tan dulces como los frutos secos garrapiñados.
Islas Baleares, dulces y saladas
Aislados histórica y geográficamente durante siglos, los habitantes de las islas Baleares subsistieron con los productos autóctonos de su tierra, creando platos tradicionales con identidad propia, que se fueron transmitiendo oralmente de generación en generación. Se basan en las hortalizas, las frutas; naranjas, manzanas, granadas e higos, la carne, el pescado, el trigo, la cebada, el aceite y el vino, recibiendo de los árabes la variedad y la riqueza de las especias; azafrán, canela y el azúcar. También ejercen el arte de la salazón de pescados. Sus deliciosos sofritos preparados con los productos de la huerta, enriquecidos con la picada a base de ajo, perejil, azafrán, ñoras, almendras y pan tostado adornan y enriquecen maravillosos platos de carnes y pescados. Los embutidos producto del cerdo, principalmente la sobrasada, sus quesos de la vaca y la oveja, las variedades de pescado exclusivas de esta zona; la raya, el pescado de roca, el pulpo, las escopinyas (mejillones), son un autentico placer para el paladar. Ejemplo de todo esto es el solomillo de cerdo con salsa de granada, los frutos de mar con salsa mallorquina, y de su repostería, delicia de generaciones la confitura de higos ó la famosa ensaimada mallorquina.
Comunidad Valenciana, frutos de sol y de huerta
Detrás de la tan conocida especialidad de la paella valenciana, señal de identidad gastronómica de esta tierra, se esconde una cocina tradicional extensa e increíblemente rica, adquirida hace siglos de los pueblos colonizadores que discurrieron por estos lugares. Productos tan apreciados como las naranjas, las mandarinas y las verduras criadas en su increíble huerta, se combinan con setas, trufas, conejo y embutidos del cerdo en el interior de su territorio, dando fundamento a ollas, guisos y gazpachos, así como de gambas, langostinos, cigalas, salmonetes, dátiles de mar (mejillones) y sepias, formando arroces caldosos, asados de pescado ó fideuás en la costa. Sus deliciosos turrones a base de azúcar y almendra, herencia árabe, no admiten comparación, al igual que la horchata de chufa. Son platos muy apreciados de esta comunidad la olleta de músic ó el arroz con sepia, y como postre, las almojábanas.
Región Murciana, vergel y mar
La tradición culinaria de la Región de Murcia está basada principalmente en su huerta, la más importante de toda la Península Ibérica. Canalizados, sus ríos han convertido una región semiárida en un maravilloso vergel, donde se encuentran todas las variedades de verdura que se puedan soñar, además de los naranjales , las vides y los olivos. La crianza del cerdo y sus embutidos, el cordero, las aves de corral y la caza incrementan el valor de sus platos, añadiendo una variedad de especies marinas autóctonas que se han traducido en una gastronomía rica, sencilla y deliciosa. Desde potajes en su parte más interior hasta arroces en su costa, adornado todo con pimiento, tomate y ajos; michirones (habas secas de gran tamaño), asados de carne, guisos, cazuelas de pescado, bacalao salado y como no, la dulzura de sus ricos postres . Platos completos como el cordero asado a la murciana, la cazuela de pez espada con aceitunas y para endulzar el paladar las picardías de Lorca ó el paparajote.
Andalucía, universo de sabores
La riqueza de Andalucía está en sus moradores, en su talante, su hospitalidad. En la diferencia de paisajes y la mezcla de culturas. Todo ello aplicado a su gastronomía nos da como resultado una cocina tradicional variadísima y espléndida, donde se puede encontrar platos compuestos de todo producto, ya sea de la huerta, del bosque, agrícola, ganadero ó del mar. Las provincias andaluzas cuyas costas son bañadas por el mediterráneo conjugan toda esa variedad, añadiéndole la particularidad de las provincias levantinas que las han precedido. Se cocina con el aceite de oliva de la tierra, productos de huerta, todo tipo de carnes, chorizo, morcilla jamón, mariscos, langostinos, gambas rojas, chipirones, chocos, atún, lenguado, boquerones, chanquetes. De la huerta el gazpacho, la alboronía, la pipirrana, guisos y asados de carne, de los cereales las gachas y migas, del mar las frituras y los arroces. Delicias como las mollejas de ternera braseadas con puerros y el pescaito frito. Dulzuras en el paladar los roscos de vino ó el rollo de dátiles y nueces.