¡¡No dejes que la nata arruine tu pastel!!
Cuando nos ponemos a preparar un pastel, todos queremos que quede lo más bonito y perfecto posible. Nos esmeramos en crear un bizcocho esponjoso y con un color dorado perfecto. Lo cortamos teniendo mucho cuidado de que los círculos no sean de un lado más alto que de otro para que no se nos tuerza el pastel cuando lo rellenamos.
Le creamos el relleno más delicioso, chocolate, mermeladas, cremas y sobre todo nata, que nos gusta a casi todos.
Pero ocurre, que cuando ya tienes todo preparado, tu bizcocho listo y dividido en varias partes, porque quieres rellenarlo de nata y chocolate. Con el chocolate no tienes problemas ya que es más denso y aguanta perfectamente el peso del bizcocho, pero la nata por muy bien que la montes tiende a bajarse irremediablemente, se sale por los bordes en el momento que le pones la otra parte del bizcocho encima y te quedas sin relleno de nata.
Pero para esto hay un truco que te ayudará a mantener el relleno de nata en su sitio y el pastel llegue a la mesa con sus capas perfectas.
Para este truco vamos a necesitar una hoja de gelatina perfectamente hidratada y escurrida.
- En primer lugar montamos la nata, pero no del todo y la reservamos un momento.
- Ponemos en un cazo un poco de nata o crema de leche (yo a veces si el pastel es para mayores, sustituyo la crema de leche por una copita de anís, así le damos a la nata un sabor anisado delicioso) lo ponemos al fuego y cuando esté caliente, agregamos la gelatina hidratada, removemos y apartamos del fuego.
- Cuando la gelatina se haya atemperado un poco, sin que se llegue a enfriar, sino se cuaja antes de que la pongamos en la nata. Volvemos a montar la nata y ponemos poco a poco la gelatina y batimos hasta que la nata está bien montada.
- Una vez esté lista rellenamos el pastel. Es importante utilizar la nata al terminar de montarla, ya que la gelatina hará que se solidifique un poco y será más difícil de trabajarla.