La comarca del Valle del Jerte, compuesta por once municipios, está situada en el extremo nororiental de la comunidad extremeña. Es uno de los pasos naturales que comunica Extremadura con Castilla.

Lo primero, el cerezo

El cerezo es el principal protagonista en esta comarca. No sólo destaca en su paisaje, sino que además supone la base de la economía de la zona y uno de los ingredientes básicos de su gastronomía. Es en primavera cuando el cerezo se encuentra florecido en todo su esplendor y viste el paisaje de las sierras de Tormantos, San Bernabé y Tornavacas de un manto blanco que cubre los bancales de las laderas. Es, sin duda, todo un espectáculo para los sentidos que los miles de visitantes que recibe la comarca en primavera no quieren perderse de ningún modo.

Además del famoso cerezo, existen otras variedades de vegetación en toda la comarca, como los bosques de roble melojo o de castaños. En las zonas donde hay cursos de agua encontramos otros árboles más propicios en estos parajes, como el fresno, el aliso y el sauce. Y junto a estos árboles crecen otras especies muy importantes debido a su escasez y que suponen un tesoro botánico para la comunidad: el abedul, el tejo y el acebo.

Una naturaleza abundante

Podría decirse que el río Jerte y sus numerosas gargantas son la fuente de toda la vida, la fauna y la flora, que se da en esta bella comarca.

Precisamente los cursos de agua son el hábitat natural de numerosas especies como la trucha (muy apreciada en la gastronomía jerteña), el sapo común, la salamandra, la rana común, el lagarto verdinegro o el galápago.

Las aves también son numerosas y variadas: cigüeña blanca, cigüeña negra, mirlo, abubilla, buitre leonado, milano, ratonero, búho real, águila real, gavilán…

En cuanto a los mamíferos, destacan el gato montés, la jineta, la cabra montesa, el desmán, la nutria, el zorro, el jabalí y los pocos ejemplares que van quedando del hermoso lince ibérico en la comarca.

Patrimonio histórico-artístico y natural

Es evidente que la sola contemplación de sus paisajes, valles y gargantas supone un espectáculo en sí mismo. No en vano nuestros antepasados griegos llamaban a esta tierra el «valle del Gozo». Pero aún hay más: el patrimonio histórico-artístico que se encuentra en sus pueblos y municipios no dejará indiferente al viajero más curioso.

En Piornal encontramos el palacio del obispo Pedro González de Acevedo; en Cabezuela del Valle, Navaconcejo y Tornavacas destacan sus piscinas naturales y su arquitectura con casas típicas de entramado y balcones, que han sido incluso declarados Conjunto Histórico-Artístico.

La Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, cerca del Jerte, supone un verdadero paraíso de aguas cristalinas. Y desde El Torno, llamado «el mirador del valle», podremos apreciar las bellas vistas de todo el Jerte.

Su variada oferta turística, como las rutas a pie o a caballo, las piscinas naturales y las gargantas de aguas cristalinas, así como todos los rincones llenos de magia e historia que esconde esta hermosa comarca obligan a una visita.

Cerezos Valle del Jerte

Cerezos Valle del Jerte

La cereza picota

Como ya hemos dicho anteriormente, la actividad principal de la comarca la constituye la agricultura, sobre todo el cultivo del cerezo. Es la base de la economía local, pues también se exporta y comercializa en toda España y buena parte del mundo. De ahí el mimo que los jerteños ponen en el cultivo de la cereza autóctona, denominada «picota». La producción es muy elevada y de gran calidad y con ella se elaboran numerosos productos como el kirsch de cereza (licor).

Cerezas

En Cabezuela del Valle se encuentra el Museo de la Cereza, donde el visitante puede aprender mucho sobre el proceso de recolección y la elaboración de productos con esta fruta con Denominación de Origen Cereza del Jerte.

Gastronomía jerteña

La gastronomía jerteña podría enmarcarse dentro de la preciada dieta mediterránea. Se trata de una cocina sobria que se basa principalmente en el uso de las materias primas de calidad que la propia tierra ofrece. Recetas sencillas que han ido transmitiéndose de generación en generación y que tienen muchas veces origen en la herencia culinaria que los pueblos que antaño pasaron por la comarca. Un claro ejemplo es el uso del aceite de oliva, que se remonta a la época romana. También la importancia de los licores, los vinos y la salazón tiene su origen en tan remotos tiempos.

De los semitas se heredó en el valle la elaboración de distintos postres, como la sopa dulce. Y no faltan en la cocina jerteña platos como la caldereta y demás recetas de origen pastoril.

Las carnes del Jerte

El producto principal e indiscutible protagonista de la cocina del Jerte es la carne. La de cerdo y la de cabra son las más consumidas por los jerteños. Se preparan de diversas maneras: en adobo, en crudo como picadillo, condimentadas con especias…

Con la leche de cabra se elaboran también algunos quesos excelentes.

Mención aparte merecen la carne de cerdo y todos los productos derivados de este animal. En el valle del Jerte, la matanza es, además de una fiesta popular, el sustento de muchas familias, puesto que los productos que se obtienen en la matanza garantizan a lo largo del año una parte de la alimentación familiar. Los chorizos, los lomos, las morcillas, las patateras y demás embutidos son los productos que los lugareños prefieren preparar con la matanza del cerdo.

La trucha del río Jerte

En cuanto al pescado, sobresale el uso de la trucha en la cocina. Esta trucha garganteña, que proviene del río Jerte, es muy sabrosa y codiciada por los mejores cocineros. Puede prepararse de muy diversas formas: frita, en moje o en escabeche, entre otras posibilidades.

La huerta jerteña

Con los productos de la huerta se elabora el resto del recetario típico. Las legumbres, como los garbanzos, o los cereales son ingredientes primordiales con los que se elaboran sopas, cocidos, potajes o pucheros. Y también de la huerta salen los ingredientes para las sopas de tomate, las patatas revolcás y las frescas ensaladas.

El pan

El pan es otro alimento esencial, que puede conformar en sí mismo una comida principal acompañado de un poco de queso o cecina, o bien usarse como ingrediente de platos como el gazpacho, las migas o las sopas canas.

Vinos y licores

El vino y los licores son muy importantes y conocidos en la zona. El vino casero de pitarra es el más habitual en las bodegas de la comarca. Asimismo, los licores y aguardientes tienen un gran protagonismo y son muy afamados. Existen muchas variedades: licores y aguardientes de cereza (¡cómo no!), de ciruela, de frambuesa, de zarzamora…

Postres y repostería

Con estos frutos, los lugareños también realizan deliciosas mermeladas que pueden servir para acompañar a algunos de los postres más típicos de la comarca. Entre estos destacan los buñuelos, los huesillos, las roscas, las cañas, las floretas amieladas, las bollas y los hornazos. Las castañas, cocidas y/o asadas también se consumen como postre. Las castañas asadas reciben por estos lares el nombre de «calbote».

Como hemos visto, la gastronomía es de base sencilla, pero esto no quiere decir que sea simple. La variedad de platos e ingredientes de primera calidad hacen que el recetario jerteño sea singular y apetecible.

Comer y pernoctar

Si el viajero desea disfrutar de los platos más típicos, así como compartir un rato con los lugareños, no debe dejar de ir a los numerosos restaurantes que se encuentran por toda la comarca: Aljama (Cabezuela del Vallo), Prado del Abuelo (Cabezuela del Vallo), La Pradera del Valle (Casas del Castañar), El Mesón del Tío Antonio (Casas del Castañar), Mirador de las Casas (Casas del Castañar), la hospedería Valle del Jerte (Jerte), La Casita del Valle (Jerte), Puerto de Tornavacas (Tornavacas) o Los Majetes (Navaconcejo).

Para descansar, el visitante podrá elegir entre la extensa de red de hospederías y alojamientos rurales de la zona un buen lugar donde sentirse cómodo y bien atendido: El Balcón de Cabezuela (Cabezuela del Valle), La Casa de las Calabazas (Barrado), Mirador de las Casas (Casas del Castañar), Alameda del Jerte (El torno), El Padre La Calle (El torno), El Cerezal de los Sotos (Jerte), Los Chozos (Jerte) o Casa del Callejón (Casas del Castañar).

El artuestremeñu

Otra característica que hace singular al valle del Jerte es que por allí aún se sigue hablando el artuestremeñu (altoextremeño), principalmente en los pueblos de Piornal, El Torno y Rebollar. Se trata de una modalidad lingüística de origen asturleonés, que añade una riqueza más al encanto natural de esta comarca.

Desde luego, la comarca Valle del Jerte es un lugar turístico de primer orden. Simplemente por el espectáculo que supone acudir a la Fiesta del Cerezo en Flor que cubre las laderas con su manto blanco, la curiosidad del viajero, y todos sus sentidos, quedarán saciados. Pero aún hay más motivos con los que quedarse embriagado: sus piscinas y gargantas naturales de aguas cristalinas, sus amables gentes, sus rincones llenos de encanto y, por supuesto, su gastronomía, que encuentra en la cereza picota el mejor aliado, terminarán por enamorar al viajero que se acerque a conocer el valle del Jerte.

Trucha del Jerte

Las truchas, un capítulo aparte

Aunque en Extremadura abunden las recetas que incluyen la carne en sus distintas variedades y modos de preparación, también existen algunos platos que se elaboran a base de pescado. Al carecer de costa, la mayoría de pescados son importados, provienen de las piscifactorías o de la pesca fluvial. Del vecino Portugal llegan también algunas recetas típicas que tienen al bacalao como protagonista y que han sido adoptadas en Extremadura como propias.

En los numerosos ríos de la comarca del Jerte se encuentran excelentes truchas. Para los amantes de la pesca, esta comarca es un verdadero paraíso, no sólo por la variedad de peces que se pueden pescar, sino porque el lugar ofrece un marco natural incomparable.

Pero a quien no le guste pescar y prefiera comprar las truchas no debe preocuparse. Para la elaboración de esta receta podría servir cualquier trucha que encontrásemos en la pescadería. Muchas de estas truchas suelen provenir de piscifactorías, pero aun así la calidad es excelente.

A dos kilómetros de la localidad de Jerte se encuentra el Centro de Salmónidos del Jerte, creado en el año 1995. En este centro se producen más de 500.000 unidades de trucha que se destinan a repoblar las aguas del norte de la provincia de Cáceres.

La producción anual suele ser de

  • 500.000 jaramugos de trucha común
  • 30.000 ejemplares de trucha de 19 a 21 cm
  • 10.000 ejemplares de truchas ya adultas, que suelen medir entre 22 y 25 cm.

La producción de trucha autóctona del Jerte suele rondar entre los 2.500 y los 3.000 alevines.

Trucha jerte

Conservación de la trucha

Desde la piscifactoría se ocupan de la repoblación de las aguas trucheras de algunos municipios del norte de Cáceres, como Losar de la Vera, Hervás, Pinofranqueado, Moraleja, Jarandilla, Cuacos, Madrigal, Villanueva, Valverde, Castañar de Ibor y el propio valle del Jerte.

Se considera que la trucha es un bioindicador natural de la calidad ambiental, puesto que para su desarrollo y reproducción precisa de aguas de buena calidad. Es por ello que la repoblación de los jaramugos de trucha en esas zonas es un indicador claro del estado en el que se encuentran las aguas.

En el Centro de Salmónidos del Jerte, además de los estanques y salas de incubación, se pueden visitar los almacenes y los estanques de decantación, y también disfrutar del hermoso paisaje que rodea al centro.

Puesto que el mundo de la trucha y su conservación es una actividad importante en el valle, gran parte de la gastronomía se centra en este producto tan destacado y de tan excelente calidad. Pero en el Valle del Jerte hay mucho más, además de los platos elaborados con peces de la zona, otros platos destacados son el cabrito al horno, la caldereta, las migas, el caldo cano o el picadillo de cabra.

Valdría la pena visitar el Valle del Jerte sólo por sus bellos y singulares paisajes, pero si además sus gentes y su gastronomía acompañan esta visita, será sin duda todo un placer para quien se acerque a conocerlo.

Las truchas jerteñas pueden elaborarse de muy diversas maneras: en escabeche, con salsa de almendras, rellenas de queso de la Serena… Aconsejamos acompañarlas, de postre, con un buen licor o aguardiente típico de la zona como el licor de cereza, de pera, de ciruela, de frambuesa o el famoso kirsch.